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Centro cultural y deportivo
Carmona. Sevilla



Estado: Concurso. 2º Premio
Fecha: 2021
Promotor: Ayuntamiento de Carmona
Superficie: 1.725 m²

Arquitecto:
Antonio González Liñán

Colaboradores:
Esteban Valencia, Julia Molina, Karolina Mizeraczyk

Carmona contiene un catálogo vivo construido en el que se puede entender la evolución de la arquitectura en sus distintas épocas. El concepto de habitar se ha ido construyendo en este entorno como una colonización del espacio asociada a distintas necesidades de uso y a la adaptación a las condiciones sociales, climáticas y culturales propias. La colonización de estos lugares supone ampliar el concepto de uso a las necesidades de los habitantes, de esta manera lo que comienza teniendo un uso definido, evoluciona y se convierte en contenedor de actividades relacionadas con el modo de vida de la época. La manipulación de estas condiciones nos permite plantear un proyecto que recupera el carácter propio de la arquitectura previa, asociada a un uso mixto (cultural, deportivo, administrativo), y utilizando elementos de la tradición arquitectónica con una aplicación contemporánea.

La secuencia histórica de los edificios, existentes (iglesia de Santa Ana) y desaparecidos (antiguo Monasterio de Santa Ana de la Orden de Santo Domingo) se constituye como un proceso no lineal de reconocimiento de huellas de actividad arquitectónica y humana de distintas épocas, que dotan al lugar de una memoria propia y característica. De esta manera la arquitectura propuesta pretende ser atemporal y, más allá de la relación con el tiempo presente (tendencias o modas), propone evocar el concepto de permanencia para aparecer como una arquitectura serena, contenida y sin edad.

La situación de límite urbano con un carácter histórico nos remite a una escala de intervención basada en relaciones que permitan entender mejor las distintas arquitecturas presentes en el entorno y su relación con un paisaje heterogéneo (Ciudad-Campo). Por otro lado el carácter espacial y material de las preexistencias nos remiten a una arquitectura construida mediante conceptos esenciales, piedra/ladrillo y espacio, como materiales de construcción adaptados a las necesidades de las distintas épocas.

El conjunto se adapta a la volumetría propuesta permitida por el planeamiento, generando objetos maclados y tallados que liberan espacio en su interior mediante patios, y que se adaptan a las diferentes alturas de las áreas funcionales. Asimismo el conjunto se apropia de un trozo de paisaje generando espacios verdes interiores y relacionando los edificios y sus circulaciones con dichas áreas para dotar a los habitantes de un espacio-jardín propio.

Se propone una nueva mirada del paisaje valorando las distintas escalas de percepción. Por un lado se intenta potenciar la cualidad escénica de la iglesia como fachada urbana e histórica. Y por otro lado se pretende crear un nuevo paisaje urbano recuperando el carácter original del monasterio (construcciones alrededor de patios) como un elemento con capacidad para transformar la mirada del ciudadano hacia un nuevo objeto urbano con carácter propio y a la vez integrador de las distintas épocas que han definido la evolución urbana. De esta manera se establece un dialogo con las distintas situaciones del entorno y a la vez conseguimos optimizar el funcionamiento del edificio en su relación directa con la Iglesia a través de patios de conexión.

El paisaje arquitectónico originario, caracterizado por un carácter hermético y volumétrico en su exterior y por un sistema de espacios libres y patios en el interior, se inserta en nuestra propuesta sin plantearse hitos que rompan esta idea, sino que trata de integrarse y transformar el paisaje con sus propias herramientas intentando disimularse como gesto contemporáneo en el entorno urbano.

El propósito del proyecto es crear una nueva área urbana que ofrezca las facilidades para las necesidades de los habitantes y los visitantes. Asimismo, el objetivo del nuevo edificio es reconstruir la trama urbana original con construcciones serenas y contemporáneas que tienen como objetivo crear un ambiente agradable y lograr una sinergia de la calidad visual del paisaje, los espacios abiertos y la arquitectura. De esta manera la propuesta trata de cultivar sinergias culturales y crear una arquitectura acogedora y estéticamente atractiva que será un hito tranquilo y sin pretensiones en la ciudad y que inspirará y estimulará a turistas, visitantes y personal. Un nuevo espacio contemporáneo armoniosamente integrado en el entorno natural y construido circundante, que otorga gran importancia al confort de las personas que lo van a utilizar.

Planteamos el espacio interior como un elemento continuo que crea un ambiente específico, tenue y silencioso, donde los sentidos del visitante se confundan para introducirse gradualmente en el programa del edificio, un paseo por un convento contemporáneo cuyo contenido hace referencia a las formas de habitar de distintas épocas.

La principal característica de la propuesta es reconstruir el vínculo original del edificio previo (Monasterio de Santa de la Orden de Santo Domingo) con la Iglesia de Santa Ana. Para ello el edificio propuesto se construye mediante volúmenes de distintas alturas que se articulan alrededor de distintos patios y que buscan reconocer las características esenciales de la arquitectura preexistente.

La relación con la iglesia se establece mediante dos patios con circulaciones perimetrales que conectan con el acceso lateral a la Iglesia, estos patios pueden compartir su uso con la Iglesia generando espacios de conexión física y funcional, y permitiendo que la Iglesia pueda relacionarse funcionalmente con el nuevo edificio en caso de necesidad.