Nuevo Estadio de Fútbol Marbella C.F.
Nuevo Estadio de Fútbol Marbella C.F.
Marbella. Málaga
Estado: Concurso
Fecha: 2022
Promotor: Ayuntamiento de Marbella
Superficie: 20.000 m²
Arquitecto:
SV60 - BAKPAK
Colaboradores:
Esteban Valencia, Lucía Martínez, Ignacio García, Bakpak
La parcela de implantación del Proyecto, en el Plan Parcial “Las mesas”, se encuentra en una zona diversa y heterogénea en proceso de colmatación urbana. La situación de la parcela, en una zona de transición entre el terreno rústico y disgregado y la ciudad densa y colmatada, hace que se establezcan relaciones de distintas escalas con el entorno.
Uno de los aspectos más característicos de Estepona es que tiene una relación con el clima y más concretamente, la adaptación de la arquitectura a las condiciones climatológicas definidas por el sol y el viento. De esta manera se han ha creado unos mecanismos de defensa “naturales” contra estas circunstancias. El patio (ventilaciones cruzadas), el filtro (control de la entrada de radiación solar), fachadas profundas, el color (blanco y gama clara) para la arquitectura doméstica, etc, son elementos de la arquitectura tradicional que se han utilizado para mejorar las características y la eficiencia de los edificios.
Situada en el borde del urbano-rústico de la ciudad y con una topografía acusada, la parcela asume esta doble relación urbana de contacto directo con un límite natural (campo) por un lado y una relación con el borde urbano y cercanía al Mar. Las relaciones con el entorno más inmediato nos remiten a una interacción de diferentes alturas en las parcelas ya construidas, y más allá a la búsqueda de otras relaciones de contacto visual aprovechando las relaciones con la ciudad y el paisaje. Asimismo el edificio se configura para mantener las relaciones visuales con el paisaje lejano aprovechando la topografía de la parcela. La cualificación del espacio público en el entorno del edificio para mejorar sus accesos es un elemento importante a la hora de integrar la propuesta en el
El edificio trata de integrarse dentro de este entorno reconociendo las realidades urbanas de alineaciones y volúmenes que ya vienen indicadas en las recomendaciones urbanísticas, que otorgan cierta libertad respecto a la volumetría y posicionamiento del edificio. Proponemos una altura variable del edificio respondiendo a las características del entorno y adaptándolo a la topografía, cumpliendo las disposiciones y recomendaciones del planeamiento urbanístico, con una altura máxima de 3 plantas en la parte Norte y 2 plantas en la parte Sur, disminuyendo de altura en función de la topografía de la parcela. Se propone una nueva mirada del paisaje valorando las distintas escalas de percepción, así el edificio se configura como sistema que se organiza alrededor de un atrio interior en continuidad con la plaza de acceso, a la vez que se relaciona mediante una serie de huecos con el paisaje lejano de la ciudad.
El volumen se define mediante una piel continua que se va adaptando a las distintas orientaciones y que se abre puntualmente con grandes huecos que buscan establecer relaciones visuales con el entorno y generar una imagen más dinámica y abierta del edificio. Se intenta que la escala del peatón y los visitantes se integre gradualmente a través de la planta baja desde el acceso principal, en continuidad con el espacio exterior que se cualifica para generar una plaza de acceso. Proponemos el volumen-vacío del atrio como un espacio fundamental a la hora de entender la volumetría del edificio, así como varios patios de luz en zonas interiores del edificio, el espacio vacío como cualificador de los espacios interiores y pulmón energético del edificio. También el modelo compositivo de la fachada reconoce elementos de la tradición y de la contemporaneidad, se propone una celosía continua que protege el edificio de la incidencia solar excesiva en verano en las orientaciones más desfavorables. De esta manera el edificio aparece como un volumen único recortado y horadado que se adecua a la dualidad propia de alineaciones estrictas predefinidas y a la volumetría heterogénea del entorno cercano.
Para negociar con la topografía existente el edificio se posiciona sobre una plataforma a la cota +42.00 donde se organizan todos los accesos intentando minimizar los desniveles en los recorridos de acceso de los usuarios. Asimismo se generan plataformas secundarias para situar los aparcamientos exteriores y una zona ajardinada. De esta manera el edificio aprovcha los desniveles para integrarse en el lugar de una forma equilibrada y optimizando su posicionamiento para intentar agilizar la construcción (menos excavación y movimiento de tierras compensado)
La relación espacial fundamental que proponemos es la “continuidad” entre un espacio público exterior (plaza de acceso) y otro gran espacio interior que reserva la sorpresa al visitante de albergar un gran vacío esculpido a distintas alturas cuya función es crear un ámbito cualificado, agradable y confortable. Este espacio interior-exterior actúa como gran hall o patio distribuidor, de esta manera el vacío interior del edificio cobra más importancia formal que el espacio construido al ser éste el define los espacios fundamentales que dotan al edificio de calidad ambiental, formal, climática, espacial, etc. Hacia el exterior el edificio se esculpe recortando el volumen con grandes huecos que enlazan con el vacío interior. Se trata de que el edificio no se posicione como un elemento impuesto y masivo, sino que tienda a camuflar su volumetría y crear un objeto autónomo pero integrado en el entorno.
Uno de los conceptos fundamentales que proponemos para definir el proyecto es la formalización de una piel – filtro que se convierte en elemento de relación interior-exterior y a su vez construye la imagen externa del edificio. La piel exterior se formaliza a base de una celosía modular profunda que varía en función de la orientación. La celosía está compuesta por unos módulos prefabricados colocados de manera que permiten variar la densidad de huecos en función de la orientación. La fachada se convierte, de esta manera, en un elemento cuya formalización se justifica desde parámetros de control de la luz y a su vez desde las relaciones visuales que se establecen.